lunes, 1 de febrero de 2010

Himno a Afrodita - Proclo

Próklos:
Himno a Afrodita

Cantemos al linaje de aquella que nació
De la espuma de las olas;
Cantemos al real e inmenso origen
De donde partieron, alados, los inmortales Deseos.
De éstos, los unos traspasan las almas con sus dardos
Espirituales, y las incitan, heridas ya por el aguijón
De la nostalgia, a ascender hacia lo alto,
Buscando ardientemente el poder volver a ver,
Resplandecientes como la llama del fuego,
Las habitaciones de su Madre.
Los otros, obedientes a los deseos del Padre
Y a las previsoras decisiones que apartan
El mal del mundo, se esfuerzan, por medio
De la generación, en multiplicar la vida en el infinito universo,
Excitando en las almas el deseo de nacer sobre la tierra.
Hay otras que incesantemente vigilan los diferentes
Caminos de las íntimas relaciones del matrimonio
Para así conseguir que, engendrándose hombres mortales,
Pueda de este modo construirse, inmortal, la raza
De los hombres, afligidos por infinitos males.
Todos, en fin, se afanan en secundar las obras
De la Citerea, procreadora del Deseo.
Y en cuanto a ti, oh Diosa,
ya que tu oído por todas partes está atento,
Sea que te extiendas sobre el amplio horizonte
Celestial y allí seas, tal como de ti se dice,
El alma divina del eterno universo; Sea que habites en el seno del éter,
Por encima de las siete órbitas de los planetas,
Derramando sobre todo lo que de ti proviene,
Infinitas energías,
Óyeme, y conduce, oh Venerable,
Con la ayuda de tus impulsos los más justos,
El penosísimo camino de mi dolorosa vida
Borrando de mi alma el frío impulso
De los deseos no divinos!