Por:
Gnomegang de Tolosa
Trovador Occitano
iendo el año de Nuestro Señor de 1122, hermoso número donde los haya, pués mirad vosotros que 11 es la mitad de 22 y éste el doble de aquel, y que sumados dan 33, el año de la pasión de Nuestro Señor, os decía que en dicho año vio la luz del mundo en Poitier, una preciosa infanta, la primogénita de nuestro amado Duque Guilleaume El Décimo, el de Aquitania, por supuesto, y de Aenor de Châtel-lerault, también llamada Doña Aea, pero mejor conocida como Leonor, así también de esos parajes. Después tuvieron otro engendro, Guillermito, el heredero, quien a los ocho años encaprichose con tornarse angelito, se puso malito y se murió.
ueno, aún no os he dicho como se nombró la niña al bautizarla, ¿verdad? Os lo dire ahora, si Dios me lo permite. Adivinais? Se le puso el nombre de Leonor, como su madre, por supuesto, y la voluntad de Dios quiso que fuera la digna heredera de su padre, el Señor Duque.
Guilleaume X Duque de Aquitania
ste en persona comprometiose en educarla en las artes de la lectura y la escritura, en enseñarle el Latín, adiestrarla en el arte de la caza, iniciarla en la regia cetrería, explicarle las caballadas e instruirla en el arte de la guerra, según el talante de un varón y no el de hembra. Pues como dice el Génesis, Dios varón y hembra nos creó.
heredera fué durante 7 años, hasta 1137, cuando El Rey Don Guillermo el Décimo decide morirse, regiamente, en el medio de una romería a Compostela. Dios le tenga en el cielo y vaya uno a saber qué pecado se le perdió tan lejos. Entonces, ¿qué pasa? He aquí que tenemos a la joven doncella Leonorcita de apenas 15 años tomando posesión del Ducado de Aquitania, mas grande que La Francia, y con seguridad el feudo franco mas importante conocido en tiempos del Rey Luis, Ese Mismo, el Que Estaba.
o os voy a ocultar nada, ni tengo ese imperio, pues en verdad que la nena era algo ligera, ya sabeis, y perdonadme, pero vosotros mismos os veriais movidos a tomarla como siendo sobradamente putica, siendo que ya a sus quince años, apenas dos meses y dias después del mortuorio de su padre, y exigua en oponer pretextos u objeciones, de buen grado contrajo matrimonio con Luisito, heredero al trono de La Francia y un año mayor que ella. O sea, dos carajetes de nada.
Luis VII "El Joven", Rey de Francia
Es que no hay fotos del a sus 15
suerte y semejanza de real epidemia, ese mismo año tuvo que morirse también, gracias a una enorme comilona, el Sexto Luis, llamado con toda razón El Gordo, Rey de Los Francos, pues como veréis, era gordo. Por lo que nuestra principesca pareja termina, gracias a Dios y a la Parca, ascendiendo al trono real.
Luis VI, El Gordo
onociendo bién el mundo y mas aún a la joven Leonor, y considerando que tuvieron a bién tener su primer hijo luego de ocho años, (¿1145?) es forzado asumir que el Rey Luisito VII al parecer no estaba bién edificado ni mejo asesorado de cómo era la cosa. Ya sabeis lo que pasa cuando a un ingenuo niñato le coge con el ascetismo y la beatería, se encapricha con ser monje en lugar de rey y se rodea de tantos clérigos, padres, curas, diáconos, monjes, beatos, devotos, sacristanes y monjas, gente de mucha teoría y poca práctica. Bueno, en todo caso, hete aquí que hay ya descendencia, que es lo importante, y en este caso se la ha bautizado, cómo no, con el originalísimo nombre de María. O Mary, que viene a ser lo mismo, futura Condesa de la bebida, digo, de La Champagne.
urante algunos años la natural fogosidad de la Duquesa Leonor, las torpezas e ingenuidades del Joven Rey Luis VII y los asuntos reales que sucedían o nó debajo de las sábanas se manejaron con real discreción y no podia ser de otra manera, desde luego. No obstante, las cosas de la pareja comenzaron a calentarse cuando Petronila, la real hermanica de Leonor, con la edad y el período empezó también a calentarse, haciendo honor a su tan ardiente familia. El asunto que es digno de mención es que por esos predios había un sujeto, Conde por demás, y por ventura o desventura además primo del Rey Luis VII, que a desemejanza de éste tenía visibles cualidades para llamar la atención de doncellas un poquito Emotivas y melancólicas como la Petronilita.
el diálogo pudo ir así:
-¿Que teneis, qué os pasa, Nila? os percibo muy alicaida, hermanita, estais pálida, ¿ya no tomais el Sol de la mañana? Contadme, confiad en vuestra hermana. -Le hablaba dulcemente la duquesa.
-No es cosa vuestra, Leona.
-Sabeis que sí, y que tengo los medios de ayudaros. -Replicó Leonor, sospechando de qué iba el cuento.
-Qué mas dá... se trata del Conde Raul, el primo... desde que he puesto mi vista sobre su figura, no dejo de pensar en él, el entendimiento se me turba, y no paso pan por el garguero...
-¡Jesús! ¡Qué decís! El Primo es casado, ¡olvidaos de eso! Y su esposa mi tocaya es la hermana de uno de los Señores mas poderosos de la cristiandad... ¿Cómo habeis podido enamoraros así? Además, dudo que Luis acepte un despropósito semejante... Desde ya vislumbo una riña que se caerán los crucifijos... ¡Olvidadlo, os lo suplico!
-¡Nooo! ¡No habrá tal! Y si no me ayudais, hermana, ¡me corto una vena!
o faltaba más. Los argumentos de Petronila convencieron absolutamente a Leonor.
igamos que El Primo era apuesto y arrojado, aunque un tanto taimado siendo espléndidos en adjetivar, y si no lo fuese, para Petronila daba igual, ya su imaginación y fantasía de componer las cosas se encargaría, como casi siempre ocurre en estos menesteres de caprichos y placeres.
sí que advertida Leonor de las inquietudes de su hermanica, como cosa averiguada y sin mas pérdida de tiempo, se le impone a su esposo el Rey Luis VII para que concerte boda.
-¿Que es lo que decís, mujer? -pues asi de seco la trataba Luís, en vez de amorcito y otras chulerías.
-Que os pido que arregleis el matrimonio de Nilita mi hermana, con vuestro primo Raul- Dijo Leonor. El Rey, lleno de inquietud, pues nunca le llevaba la contraria a su esposa, quedose callado, pensativo, como en trance.
-¿Y bién, que me decís? - insistió la reina.
-Pues qué quereis que os diga, De sobra sabeis que el primo ya está casado, no os hagais, todo el mundo sabe eso. No puedo arreglar esa boda. Sinembargo, si el asunto va de urgencia, y una pausa dilatada pondría en evidencia el usual desliz con el que os regalais desde los tiempos de Eva, luego conozco un conde que es viudo que no opondría reparos si se lo pido...- dijo el rey con voz queda.
-¡Pues no! Se muy bién de quien se trata y de ninguna manera caso a Nila con ese vejestorio, por mas conde que sea. ¡Y el asunto no va con nada de lo que estais pensando! ¡De las cosas que hay que oir, válgame Dios!
eonor, impetuosa como siempre abandonó muy indignada en el acto el real refectorio y dirigióse apresuradamente a sus propias estancias para discurrir sobre la manera de convencer al primo, esto es, a Raúl I Conde de Vermandois, Senescal de Francia, o sea, el que pone los platos en la mesa del Rey, nada menos.
Raulín I
ntonces, ¿Que ocurrió? ¡Que hubo bodas, pardiez! Fuera por Luis o por Leonor, el Senescal accedió de buén grado a repudiar a su desabrida esposa y a tomar en matrimonio a la joven Petronila, hermana menor de Leonor Duquesa de Aquitania y Reina de La Francia, además de dueña, repito, de mayores territorios y ejércitos que el mismo Rey Franco.
uentan algunos posaderos de Toulouse bién enterados, que el Rey, furioso y arrepentido por haber permitido de grado, por fuerza u omisión, la violación de una de las leyes de nuestra querida Santa Iglesia Católica, a saber, un matrimonio ilícito que tornase a su propio primo en reo de bigamia, irreflexivamente despachó a su hermano Roberto en encomienda de invasión a Vermandois, los dominios del Primo, el Conde Raul. Así castigó Luis VII a Raul, el Senescal de Francia.
inembargo, y encima de aquello, la repudiada, Eleanor de Blois, la pobrecilla, no quedose como si tal cosa. Esta tenía un hermano, mirusté, poderoso, que era rey, duque, conde, guerrero, cruzado exitoso que tomó Jerusalén y no columbro cuantas cosas más, pero sobre todo hombre valiente y de armas tomar.
irad vosotros con quién vinieron a meterse los inexpertos Reyes de Francia. Se trata de Teobaldo I de Navarra, mejor conocido como Teobaldo El Grande, por qué será, también Conde de Blois y de Chartres, o como Teobaldo IV desde 1102. Luego, desde 1125 fue Conde de Champagne y de Brie como Teobaldo II. Mirad vosotros, un verdadero embrollo de títulos y abolengos.
sí las cosas, se dice que fué pan comido para el ofendido Don Teo despachar otra vengadora invasión militar, sangrienta por supuesto, a las tierras del bígamo Senescal y cuñado. Pero dejemos ésta historia para otra ocasión, que lo que en verdad pasó, ni los mismos cronistas se ponen de acuerdo.
mprimiose el escarmiento en el corazón del Conde de Vermandois, al parecer por partida doble, en secular castigo por su pecado, que el divino se nos hace inescrutable. Oh bodorrio que salió oneroso!
on razón os preguntareis, que con tanto jaleo a causa de una mujer, ¿en dónde andaba el clero? Obispos, cardenales, monjes y clérigos usualmente han vivido metiendo las narices dondequiera que huele a poder, e incordiando cuando hay mujeres de por medio.
e hecho, no faltarían a su fea costumbre esta vez. Así que he aquí que aparece en escena la estrella religiosa de la dicha coyuntura, a saber, la figura del monje cistercience Bernardo, abad de Claraval.
Bernardo de Fontaine
Abad de Claraval
Doctor Melífluo
ombre de faz lánguida y temperamento austero donde los haya, con sotana de indefinido pigmento, inquieto, activo, resuelto, estricto, severo, santurrón, inteligente, famoso por organizar los reglamentos de la belicosa Orden del Temple, entre otras hazañas. Apoyados en el pensamiento y prédicas un tanto misóginas de éste y a las habilidades y coincidentes disposiciones de su contemporáneo el abad Suger, habilísimo político que de hecho se ocupaba del país mientras Luis rezaba avemarías, se levantó en los circulos clericales todo un entramado de elucubraciones negativas en contra de la independencia, libertad, fuerza de carácter, inteligencia y habilidades políticas que por la Gracia de Dios Nuestro Señor adornaron el singular temperamento de nuestra amada Duquesa Leonor de Aquitania, inspiradora y patrona secular de nosotros los trovadores.
o os extrañeis que muchas maledicencias en contra della tuvieran su origen en la acostumbrada desconfianza del clero hacia la mujer, y mucho más cuando esta es bella y poderosa.
e aquí entonces que El Enemigo inspira cuando el alma aspira,* a colación y muestra de que nuestro inefable Bernardo tiene una singular ocurrencia: Comienza a predicar una nueva cruzada a Tierra Santa.
-Yo voy! -exclamó a viva voz la Duquesa.
-¿Cómo es eso? ¿Qué es lo que os traeis ahora? -dijo sorprendido, el Rey Luis, que siempre andaba como ido o atolondrado.
-Lo que habeis escuchado, Luis, que me voy con vos. O mejor, con vosotros ¿Que os habeis creido? Sólo y con esa panda de monjes no llegareis ni a la puerta del castillo. Sé muy bién por qué os lo digo y vos también lo sabeis. Id acostumbrandoos a como será el mío proceder de ahora en más.
abed que de nada valieron los argumentos del Rey Luis VII. Este mismo sabía que perdía el tiempo con ello, pues a su bella y terca esposa, siendo la Duquesa de Aquitania le correspondía ese derecho, aparte de que por ser la mayor feudataria de Francia de ninguna manera se le podía negar.
sí que el Joven Rey Luís Séptimo tuvo grande revuelta de alcoba y tragándose su menguado orgullo por fuerza hubo de permitir ser acompañado a la Segunda Cruzada nada menos que por una mujer en plan militar, aunque fuera su esposa, quizás por primera vez en la cristiandad, con la oposición de "su" querido clero y de la suya propia.
or añadidura, según el cronista Nicetas Conictes, gran cosa era de ver a la Duquesa Leonor de Aquitania teniendo una activa intervención en batalla "pudiendo uno ubicarla entre las lanzas y los escudos, montada en su caballo como cualquier varón". Alabado sea Dios.
Nicetas Conictes
*Frase original del Doktor Gnómegang
Principales Fuentes Consultadas
Libros:
Enciclopaedia Americana, 1947
Historia de Los Franceses, por Théophile Sébastien Lavallée, 1859
Historia de La Edad Media, Tomo II, Juan Reglá Campistol, 1960
Histoire de France, Larousse, 1954
Internet:
Leonor de Aquitania, Wikipedia
Leonor de Aquitania, Arteguia
Leonor de Aquitania, Biografias y Vidas
Leonor de Aquitania, Suite 101
Bernardo de Claraval, Wikipedia
Suger, Wikipedia
Luis VII, Wikipedia
Luis VII, Artesco
Luis VII, Wikilingue
Nicetas Conictes, Wikipedia
Conde de Vermandois, Wikipédia
Eleanor de Blois, Wikipedia
Trovador Occitano
Proemio
Fausta i oportuna es la ventura,
Para, con vuestra anuencia,
Presentar mi casta figura.
Trayendo mi alma en penitencia.
Pues es cosa bien sabida
Que por su insurrección
El alma esta perdida
Hasta ganar la redención
Lo de mi humanidad impoluta no lo sabriais, por supuesto,
Si no lo pregonara a viva voz, o con disuasivo gesto,
Pues mi oficio es la poesía
Y mi mester, lo adivinais, la juglaría.
O, a decir mejor,
Soy trovador.
Con vuestra aquiescencia me presento,
Aprovechando este momento.
Gnomegang de Tolosa es mi nombre i mi pronombre,
Y mi humildad es la mejor entre los hombres.
Occitano vine al siglo, procedo del Mediodía,
En tanto os traigo a vos esta bella melodía.
Pues soy amigo de Duques i de Reyes
Y me admiran bachilleres de las ciencias i las leyes
Soy un buen amigo de Guillaume el de Poitier,
Mejor aun, soy su tocayo,
Y por loable afán que llevo de aprender
En mis andares por el mundo no desmayo.
Pero no os cansaré más,
Mejor me voy al grano.
Hey! déme usted algo, hermano!
Y con vos que sea la paz.
La historia de una Dama vais a escuchar,
La mejor que ha visto el siglo, qué digo,
La mas extraordinaria, y prosigo,
Presto, que ya os la voy a contar:
Para, con vuestra anuencia,
Presentar mi casta figura.
Trayendo mi alma en penitencia.
Pues es cosa bien sabida
Que por su insurrección
El alma esta perdida
Hasta ganar la redención
Lo de mi humanidad impoluta no lo sabriais, por supuesto,
Si no lo pregonara a viva voz, o con disuasivo gesto,
Pues mi oficio es la poesía
Y mi mester, lo adivinais, la juglaría.
O, a decir mejor,
Soy trovador.
Con vuestra aquiescencia me presento,
Aprovechando este momento.
Gnomegang de Tolosa es mi nombre i mi pronombre,
Y mi humildad es la mejor entre los hombres.
Occitano vine al siglo, procedo del Mediodía,
En tanto os traigo a vos esta bella melodía.
Pues soy amigo de Duques i de Reyes
Y me admiran bachilleres de las ciencias i las leyes
Soy un buen amigo de Guillaume el de Poitier,
Mejor aun, soy su tocayo,
Y por loable afán que llevo de aprender
En mis andares por el mundo no desmayo.
Pero no os cansaré más,
Mejor me voy al grano.
Hey! déme usted algo, hermano!
Y con vos que sea la paz.
La historia de una Dama vais a escuchar,
La mejor que ha visto el siglo, qué digo,
La mas extraordinaria, y prosigo,
Presto, que ya os la voy a contar:
iendo el año de Nuestro Señor de 1122, hermoso número donde los haya, pués mirad vosotros que 11 es la mitad de 22 y éste el doble de aquel, y que sumados dan 33, el año de la pasión de Nuestro Señor, os decía que en dicho año vio la luz del mundo en Poitier, una preciosa infanta, la primogénita de nuestro amado Duque Guilleaume El Décimo, el de Aquitania, por supuesto, y de Aenor de Châtel-lerault, también llamada Doña Aea, pero mejor conocida como Leonor, así también de esos parajes. Después tuvieron otro engendro, Guillermito, el heredero, quien a los ocho años encaprichose con tornarse angelito, se puso malito y se murió.
ueno, aún no os he dicho como se nombró la niña al bautizarla, ¿verdad? Os lo dire ahora, si Dios me lo permite. Adivinais? Se le puso el nombre de Leonor, como su madre, por supuesto, y la voluntad de Dios quiso que fuera la digna heredera de su padre, el Señor Duque.
Guilleaume X Duque de Aquitania
ste en persona comprometiose en educarla en las artes de la lectura y la escritura, en enseñarle el Latín, adiestrarla en el arte de la caza, iniciarla en la regia cetrería, explicarle las caballadas e instruirla en el arte de la guerra, según el talante de un varón y no el de hembra. Pues como dice el Génesis, Dios varón y hembra nos creó.
heredera fué durante 7 años, hasta 1137, cuando El Rey Don Guillermo el Décimo decide morirse, regiamente, en el medio de una romería a Compostela. Dios le tenga en el cielo y vaya uno a saber qué pecado se le perdió tan lejos. Entonces, ¿qué pasa? He aquí que tenemos a la joven doncella Leonorcita de apenas 15 años tomando posesión del Ducado de Aquitania, mas grande que La Francia, y con seguridad el feudo franco mas importante conocido en tiempos del Rey Luis, Ese Mismo, el Que Estaba.
o os voy a ocultar nada, ni tengo ese imperio, pues en verdad que la nena era algo ligera, ya sabeis, y perdonadme, pero vosotros mismos os veriais movidos a tomarla como siendo sobradamente putica, siendo que ya a sus quince años, apenas dos meses y dias después del mortuorio de su padre, y exigua en oponer pretextos u objeciones, de buen grado contrajo matrimonio con Luisito, heredero al trono de La Francia y un año mayor que ella. O sea, dos carajetes de nada.
Luis VII "El Joven", Rey de Francia
Es que no hay fotos del a sus 15
suerte y semejanza de real epidemia, ese mismo año tuvo que morirse también, gracias a una enorme comilona, el Sexto Luis, llamado con toda razón El Gordo, Rey de Los Francos, pues como veréis, era gordo. Por lo que nuestra principesca pareja termina, gracias a Dios y a la Parca, ascendiendo al trono real.
Luis VI, El Gordo
onociendo bién el mundo y mas aún a la joven Leonor, y considerando que tuvieron a bién tener su primer hijo luego de ocho años, (¿1145?) es forzado asumir que el Rey Luisito VII al parecer no estaba bién edificado ni mejo asesorado de cómo era la cosa. Ya sabeis lo que pasa cuando a un ingenuo niñato le coge con el ascetismo y la beatería, se encapricha con ser monje en lugar de rey y se rodea de tantos clérigos, padres, curas, diáconos, monjes, beatos, devotos, sacristanes y monjas, gente de mucha teoría y poca práctica. Bueno, en todo caso, hete aquí que hay ya descendencia, que es lo importante, y en este caso se la ha bautizado, cómo no, con el originalísimo nombre de María. O Mary, que viene a ser lo mismo, futura Condesa de la bebida, digo, de La Champagne.
urante algunos años la natural fogosidad de la Duquesa Leonor, las torpezas e ingenuidades del Joven Rey Luis VII y los asuntos reales que sucedían o nó debajo de las sábanas se manejaron con real discreción y no podia ser de otra manera, desde luego. No obstante, las cosas de la pareja comenzaron a calentarse cuando Petronila, la real hermanica de Leonor, con la edad y el período empezó también a calentarse, haciendo honor a su tan ardiente familia. El asunto que es digno de mención es que por esos predios había un sujeto, Conde por demás, y por ventura o desventura además primo del Rey Luis VII, que a desemejanza de éste tenía visibles cualidades para llamar la atención de doncellas un poquito Emotivas y melancólicas como la Petronilita.
el diálogo pudo ir así:
-¿Que teneis, qué os pasa, Nila? os percibo muy alicaida, hermanita, estais pálida, ¿ya no tomais el Sol de la mañana? Contadme, confiad en vuestra hermana. -Le hablaba dulcemente la duquesa.
-No es cosa vuestra, Leona.
-Sabeis que sí, y que tengo los medios de ayudaros. -Replicó Leonor, sospechando de qué iba el cuento.
-Qué mas dá... se trata del Conde Raul, el primo... desde que he puesto mi vista sobre su figura, no dejo de pensar en él, el entendimiento se me turba, y no paso pan por el garguero...
-¡Jesús! ¡Qué decís! El Primo es casado, ¡olvidaos de eso! Y su esposa mi tocaya es la hermana de uno de los Señores mas poderosos de la cristiandad... ¿Cómo habeis podido enamoraros así? Además, dudo que Luis acepte un despropósito semejante... Desde ya vislumbo una riña que se caerán los crucifijos... ¡Olvidadlo, os lo suplico!
-¡Nooo! ¡No habrá tal! Y si no me ayudais, hermana, ¡me corto una vena!
o faltaba más. Los argumentos de Petronila convencieron absolutamente a Leonor.
igamos que El Primo era apuesto y arrojado, aunque un tanto taimado siendo espléndidos en adjetivar, y si no lo fuese, para Petronila daba igual, ya su imaginación y fantasía de componer las cosas se encargaría, como casi siempre ocurre en estos menesteres de caprichos y placeres.
sí que advertida Leonor de las inquietudes de su hermanica, como cosa averiguada y sin mas pérdida de tiempo, se le impone a su esposo el Rey Luis VII para que concerte boda.
-¿Que es lo que decís, mujer? -pues asi de seco la trataba Luís, en vez de amorcito y otras chulerías.
-Que os pido que arregleis el matrimonio de Nilita mi hermana, con vuestro primo Raul- Dijo Leonor. El Rey, lleno de inquietud, pues nunca le llevaba la contraria a su esposa, quedose callado, pensativo, como en trance.
-¿Y bién, que me decís? - insistió la reina.
-Pues qué quereis que os diga, De sobra sabeis que el primo ya está casado, no os hagais, todo el mundo sabe eso. No puedo arreglar esa boda. Sinembargo, si el asunto va de urgencia, y una pausa dilatada pondría en evidencia el usual desliz con el que os regalais desde los tiempos de Eva, luego conozco un conde que es viudo que no opondría reparos si se lo pido...- dijo el rey con voz queda.
-¡Pues no! Se muy bién de quien se trata y de ninguna manera caso a Nila con ese vejestorio, por mas conde que sea. ¡Y el asunto no va con nada de lo que estais pensando! ¡De las cosas que hay que oir, válgame Dios!
eonor, impetuosa como siempre abandonó muy indignada en el acto el real refectorio y dirigióse apresuradamente a sus propias estancias para discurrir sobre la manera de convencer al primo, esto es, a Raúl I Conde de Vermandois, Senescal de Francia, o sea, el que pone los platos en la mesa del Rey, nada menos.
Raulín I
ntonces, ¿Que ocurrió? ¡Que hubo bodas, pardiez! Fuera por Luis o por Leonor, el Senescal accedió de buén grado a repudiar a su desabrida esposa y a tomar en matrimonio a la joven Petronila, hermana menor de Leonor Duquesa de Aquitania y Reina de La Francia, además de dueña, repito, de mayores territorios y ejércitos que el mismo Rey Franco.
uentan algunos posaderos de Toulouse bién enterados, que el Rey, furioso y arrepentido por haber permitido de grado, por fuerza u omisión, la violación de una de las leyes de nuestra querida Santa Iglesia Católica, a saber, un matrimonio ilícito que tornase a su propio primo en reo de bigamia, irreflexivamente despachó a su hermano Roberto en encomienda de invasión a Vermandois, los dominios del Primo, el Conde Raul. Así castigó Luis VII a Raul, el Senescal de Francia.
inembargo, y encima de aquello, la repudiada, Eleanor de Blois, la pobrecilla, no quedose como si tal cosa. Esta tenía un hermano, mirusté, poderoso, que era rey, duque, conde, guerrero, cruzado exitoso que tomó Jerusalén y no columbro cuantas cosas más, pero sobre todo hombre valiente y de armas tomar.
Teobaldo I de Navarra
irad vosotros con quién vinieron a meterse los inexpertos Reyes de Francia. Se trata de Teobaldo I de Navarra, mejor conocido como Teobaldo El Grande, por qué será, también Conde de Blois y de Chartres, o como Teobaldo IV desde 1102. Luego, desde 1125 fue Conde de Champagne y de Brie como Teobaldo II. Mirad vosotros, un verdadero embrollo de títulos y abolengos.
sí las cosas, se dice que fué pan comido para el ofendido Don Teo despachar otra vengadora invasión militar, sangrienta por supuesto, a las tierras del bígamo Senescal y cuñado. Pero dejemos ésta historia para otra ocasión, que lo que en verdad pasó, ni los mismos cronistas se ponen de acuerdo.
mprimiose el escarmiento en el corazón del Conde de Vermandois, al parecer por partida doble, en secular castigo por su pecado, que el divino se nos hace inescrutable. Oh bodorrio que salió oneroso!
on razón os preguntareis, que con tanto jaleo a causa de una mujer, ¿en dónde andaba el clero? Obispos, cardenales, monjes y clérigos usualmente han vivido metiendo las narices dondequiera que huele a poder, e incordiando cuando hay mujeres de por medio.
e hecho, no faltarían a su fea costumbre esta vez. Así que he aquí que aparece en escena la estrella religiosa de la dicha coyuntura, a saber, la figura del monje cistercience Bernardo, abad de Claraval.
Bernardo de Fontaine
Abad de Claraval
Doctor Melífluo
ombre de faz lánguida y temperamento austero donde los haya, con sotana de indefinido pigmento, inquieto, activo, resuelto, estricto, severo, santurrón, inteligente, famoso por organizar los reglamentos de la belicosa Orden del Temple, entre otras hazañas. Apoyados en el pensamiento y prédicas un tanto misóginas de éste y a las habilidades y coincidentes disposiciones de su contemporáneo el abad Suger, habilísimo político que de hecho se ocupaba del país mientras Luis rezaba avemarías, se levantó en los circulos clericales todo un entramado de elucubraciones negativas en contra de la independencia, libertad, fuerza de carácter, inteligencia y habilidades políticas que por la Gracia de Dios Nuestro Señor adornaron el singular temperamento de nuestra amada Duquesa Leonor de Aquitania, inspiradora y patrona secular de nosotros los trovadores.
SugerAbad de San Denís
o os extrañeis que muchas maledicencias en contra della tuvieran su origen en la acostumbrada desconfianza del clero hacia la mujer, y mucho más cuando esta es bella y poderosa.
e aquí entonces que El Enemigo inspira cuando el alma aspira,* a colación y muestra de que nuestro inefable Bernardo tiene una singular ocurrencia: Comienza a predicar una nueva cruzada a Tierra Santa.
-Yo voy! -exclamó a viva voz la Duquesa.
-¿Cómo es eso? ¿Qué es lo que os traeis ahora? -dijo sorprendido, el Rey Luis, que siempre andaba como ido o atolondrado.
Luis VII, en una de sus poses preferidas
por los rincones del castillo.
¡Mirad qué Cosa más rara!
por los rincones del castillo.
¡Mirad qué Cosa más rara!
-Lo que habeis escuchado, Luis, que me voy con vos. O mejor, con vosotros ¿Que os habeis creido? Sólo y con esa panda de monjes no llegareis ni a la puerta del castillo. Sé muy bién por qué os lo digo y vos también lo sabeis. Id acostumbrandoos a como será el mío proceder de ahora en más.
abed que de nada valieron los argumentos del Rey Luis VII. Este mismo sabía que perdía el tiempo con ello, pues a su bella y terca esposa, siendo la Duquesa de Aquitania le correspondía ese derecho, aparte de que por ser la mayor feudataria de Francia de ninguna manera se le podía negar.
sí que el Joven Rey Luís Séptimo tuvo grande revuelta de alcoba y tragándose su menguado orgullo por fuerza hubo de permitir ser acompañado a la Segunda Cruzada nada menos que por una mujer en plan militar, aunque fuera su esposa, quizás por primera vez en la cristiandad, con la oposición de "su" querido clero y de la suya propia.
Foto de Leonor de Aquitania cuando aprendía las artes de cetrería, cacería,
caballadas, el arte de guerrear y mesteres menos importantes en la
Edad Media, como leer y escribir
caballadas, el arte de guerrear y mesteres menos importantes en la
Edad Media, como leer y escribir
or añadidura, según el cronista Nicetas Conictes, gran cosa era de ver a la Duquesa Leonor de Aquitania teniendo una activa intervención en batalla "pudiendo uno ubicarla entre las lanzas y los escudos, montada en su caballo como cualquier varón". Alabado sea Dios.
Nicetas Conictes
CONTINUARA
*Frase original del Doktor Gnómegang
Principales Fuentes Consultadas
Libros:
Enciclopaedia Americana, 1947
Historia de Los Franceses, por Théophile Sébastien Lavallée, 1859
Historia de La Edad Media, Tomo II, Juan Reglá Campistol, 1960
Histoire de France, Larousse, 1954
Internet:
Leonor de Aquitania, Wikipedia
Leonor de Aquitania, Arteguia
Leonor de Aquitania, Biografias y Vidas
Leonor de Aquitania, Suite 101
Bernardo de Claraval, Wikipedia
Suger, Wikipedia
Luis VII, Wikipedia
Luis VII, Artesco
Luis VII, Wikilingue
Nicetas Conictes, Wikipedia
Conde de Vermandois, Wikipédia
Eleanor de Blois, Wikipedia
Para Estricto
Cumplimiento
Cumplimiento
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