Mostrando entradas con la etiqueta Historia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Historia. Mostrar todas las entradas

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Leonor de Aquitania, Segunda Parte

uego de esta relación escuchar
Percibo que el bulto habéis 'currido.
Algunos decís -Que me tengo que marchar!

Otros -Mirad que me duele un oído!

Aquel, -No me aguanto, voy a obrar!

Aquesta, -Que me llama mi marido!
En verdad que no dejo de pensar

que con tanto platicar os he aburrido.

 

oy retorno al lugar,
Nadie por aquí ha venido.

Salvo Mordecai, para comentar,

Y raudo corrió despavorido
Cuando imaginó que se le iba a cobrar,

Por dejar un comentario agradecido.

Líbreme Dios de tal embolsar,

No una moneda, ni un guiso ni un cocido.


h gente insensible y estreñida,
Que el lomo me muestra indiferente.

Después de una velada entretenida

Me tratáis como un bardo indigente.

Mi escudilla presume de calva bruñida,

Mi bolsa de tan ligera es indecente.

Partiré luego inano, cuando sea tañida
La campana de la hora mas prudente.

abed, no os guardo enemistad,
De verdad, os lo asevero,

Y os perdono, vive Dios, la hostilidad 

A semejanza de coz en el trasero.   


rovador soy, a viva voz os lo declaro,
Que'n las cortes enaltezco el amor,

la nobleza, el valor, os quede claro.

Y os ruego escuchéis atentos mi clamor.

n las villas y posadas me colmo de poesía,
Son las cortes de amor mi pasión y mi dolor.
Teniendo a Príncipes y Duques por noble compañía,

 Me pretenden amas y venteras, por mi honor.





ahora, al darme por vencido con disgusto,
continuar el culebrón me satisface.
Ea! Salve Regina, lalala, cantar me place.
Que placer ha sido, encantado, mucho gusto:
 


Gnomegang de Tolosa.



Antioquía
e aquí que nos encontramos ahora en Antioquía, principado que esta bien lejos, allá donde Cristo dio las tres voces, lleno de griegos y sirios, sumándose ahora francos, germanos y un tumulto de campesinos y plebeyos de todas partes alistados en la Segunda Cruzada.



aconteció que no bien llegose allí la Reina Leonor, fijose discretamente por ventura en la efigie de un apuesto guerrero, antes de ser presentados, varón éste de porte marcial y elegante, alto, recio, que destacaba con el brillo que da la madurez temprana. Derritiose su corazón de fémina con la visión, traicionando en la intimidad el amor que le quedaba por el Rey Luis VII, pues el corazón se hace el tarado cuando cuida de esos menesteres.


Raymundo de PoitierSegún Doktor Gnómegang

ero fijaos como se retuercen los caminos del Señor por obra del Maligno, que dicho guerrero resultose ser, válgame Dios, el Tío Raymundo, el vagabundo; quita, qué digo, el de Poitier, sí, el que me vió nacer. Enhorabuena, Tío Raymundo de Poitier. Tío de Leonor quise decir enhoramala.


on Ray, que ansí le llamaban algunos de sus paniaguados, también era el príncipe de la civdad, que por eso era ésta principado. Y en tanto que príncipe también era el tío de la enamorada e ilusa Leonora, y ya tenemos montado el argumento para otro drama.


ara ser justos, ¡vive Dios! Al Raymundo no le cayó mal la chavala, digo, la Reina. Al contrario, acostumbrado a no ver mas por allí que rudos guerreros, sucios monjes, enclenques efebos, barbudos tenderos y una que otra monja vieja, descartando a las ordinarias mujeres locales envueltas en trapos, la visión de una beldad natural como Leonor, debió de ser como una aparición celestial, un ángel caído del cielo, aunque por respeto al Rey Luis hubo de guardarse muy bien sus sentimientos.

Habitantes de Antioquía

ero ¡Ay! de la criatura cuando se atiene a las veleidades del mundo, y se olvida de las promesas del Paraiso asigún nos las cuentan los padrecitos. ¡Ay de aquel que se fija en la belleza de lo efímero, y se olvida de la fealdad eterna!... Bueno, así no va la cosa... Aquel que persigue los goces del mundo recoge las penas del mas allá... Así está mejor.

ues os cuento, que con la misma rapidez que enamorose el Raymundo, con esa misma derrumbáronse sus ilusas pretensiones, al conocer por su mucamo el inconveniente parentesco.





ero vamos, que al parecer todo quedó en habladurías, ya sabéis como es la gente cuando no tiene oficios, y mas cuando las costumbres liberales de una corte como la de Leonor distaban muchísimo de la adustez de la vida en una civdad marcial y beata como Antioquia. Parece ser que una conversación familiar entre tío y sobrina, o mejor dicho, en realidad una velada hablando pendejadas, con muchos arrumacos y pasar de manos por la cabeza, o paseitos de brazos, mientras Luis se hincaba en los rincones a rezar avemarías o se extendía conversando con los curas del lugar, no cayeron bien entre los moralmente enfermos cristianos de intramuros, quienes llegaron, Dios les perdone, al extremo de calumniar a nuestra señora acusándola de adulterio e incesto con su señor tío.

e ha registrado por los cronistas antioqueños que los tergiversadores, cuando no ellos mismos, y especialmente se acusa a Guillermo de Tiro, lograron enemistar con sus chismes y calumnias al Rey Luis y a la Reina Leonor, pero no se habla para nada de qué ocurrió entre Luis y el Príncipe Raymundo. Esta muy raro eso.
Guillermo de Tiro






Campiña en Antioquía

na tarde entre las tardes, después de dormir la canóniga, estaban los reyes tomando el fresco en una terraza cuando se destapó Luis, dirigiéndose a Leonor, con palabras como éstas:

-Acabáramos, ya esta bueno, recoged, que nos vamos para La Francia, aquí ya no hay mas que hacer -
dijo Luis.
-Que no Luis, mirad, que mañana el tío Ray ha quedado de mostrarme la campiña y sus balnearios, nos vamos de pasadía, decid que sí, anda, por La Virgen...- suplicó Leonor.
-¡Pardiez! ¡Maldito sea el Tío ese! Leona, ¡O venís conmigo de grado u os llevo a la fuerza!
-Ja! a la fuerza, habrase visto, no estáis en vuestros cabales, intentadlo y vereis. Me ponéis la mano encima y digo todo lo que os traéis con el eunuco Thierry de Galeran, aquel templario bajito...
-Ea! basta! er, bueno, a la fuerza no, pero de por Dios, marchémonos ya, no soporto ni a vuestro tio ni a éste sitio con sus maledicencias. - Accedió Luis, como siempre. Después de todo, la misma Leonor ya estaba harta de la plaga de moscas y ratas que se había establecido en la civdad.

Thierry de Galeran





así quedaron en partir. Acordose entrambos que se llegarían a Jerusalem a echar un vistazo (y a cumplir con una promesa de peregrino, según algún), y de paso se darían una vueltecita por Damasco. A las puertas de la dicha civdad llegó primero, como en carrera, su ejército, que sí que tenia uno. Por no dejar, y por no ser menos, el Rey Luis y su gente sitiaron y asediaron (sin éxito) la civdad dizque porque no les dejaban entrar los muy bellacos. En dichos paseos se tomaron Luis y Leonor un año, mirando aquí y allí antes de darse la vuelta y pensar en el hogar de La Francia.

e paso por Bizancio, el Rey Luis VII fué arrestado obviamente por los bizantinos, como cualquier hijo de vecino, aduciendo no sabemos qué en su enrevesada lengua griega. Fué liberado por un normando, cómo no, llamado, dejadme ver, Roger II Duque y Rey de Sicilia. ---------------►

mbarcáronse L&L, pero no juntos rumorándose que uno de los dos tenía un quebranto que no se consigna en las crónicas. Es decir, lo que no se consigna en las crónicas es el rumor.


"La Abadía"
Montel* y Casino
*Combinación de Motel y Hotel sobre un Monte.

nsí que llegáronse hasta Roma, para cualquier tarde echarle una visita al Papa Eugenio III, quien enterándose por sus espias de los problemas conyugales de la pareja real franca, y fungiendo de celestino, digo, válgame dios, de consejero matrimonial, logra retener a la pareja en un motel, digo, en la Abadía de Monte Casino hasta lograr lo que parecia un imposible:

-Pero Luisito, mi hijo, no seais tan duro de mollera, será sólo tantito por unas noches, no se trata de fornicar, os lo digo yo, es misión religiosa, palabra de Dios y mirad que es muy fermosa la reina.
-Lo sé Padre Santo, y no es por contradeciros, pero es que me da mucha pena, sabed que cuando la veo pienso en la Virgencita que se le parece mucho y me dan ganas de rezar en vez de...

Luis recibe la "Ostia" del Papa Eugenio

-Que decís, blasfemo!- exclamó el Papa, perdiendo la paciencia, y asestándole un cozcorrón en el pezcuezo al rey Luis. -¡Hostias! Por muy rey que seais, no lo sereis por mucho tiempo si me seguis contrariando, voto a Dios! ¡que no soy menos que los bizantinos, antes mejor! así que preparaos, el lecho ya esta dispuesto en vuestra recámara y no saldreis de ahí hasta que hayais cumplido vuestra encomienda, como Dios manda. Reconciliaos con la reina de una vez por todas, y luego hablamos, faltaba mas!








as diligencias del Santo Padre, oh milagro, al cabo tuvieron éxito faciéndoles concebir una cría, que al nacer en 1151 resultó ser nena, bautizada cristianamente como Alix, la futura Condesa de Blois.


o obstante los denodados esfuerzos del Papa Eugenio III para con Luis VII a intención de que siguiera al lado de Leonor, sean testigos los cielos, éste, poniendose también en contra de su mejor amigo el abad Suger, tercamente procuró y consiguió la anulación del matrimonio el 21 de marzo de 1152, aprovechandose del Concilio de Beaugency, basándose alli en un supuesto parentezco entrambos, como si no lo hubiera sabido desde hacía mucho tiempo. Calculada o no, la separación no le dejó al Rey Luis lo que quizás él y muchos esperaban, a saber, quedarse con las tierras de Leonor. Esta, siendo mas habilidosa, concedió de grado la separación a cambio de conservar sus dominios y señorios en Aquitania.

Y aquí paz y después gloria.

Continuará.-

domingo, 17 de octubre de 2010

Leonor de Aquitania - Primera Parte

Humor histórico
Leonor durante la velada de juerga de sus quince cumpleaños

Por:
Gnomegang de Tolosa
Trovador Occitano




Proemio
Fausta i oportuna es la ventura,
Para, con vuestra anuencia,
Presentar mi casta figura.
Trayendo mi alma en penitencia.

Pues es cosa bien sabida
Que por su insurrección
El alma esta perdida
Hasta ganar la redención

Lo de mi humanidad impoluta no lo sabriais, por supuesto,
Si no lo pregonara a viva voz, o con disuasivo gesto,

Pues mi oficio es la poesía
Y mi mester, lo adivinais, la juglaría.

O, a decir mejor,
Soy trovador.

Con vuestra aquiescencia me presento,
Aprovechando este momento.

Gnomegang de Tolosa es mi nombre i mi pronombre,
Y mi humildad es la mejor entre los hombres.

Occitano vine al siglo, procedo del Mediodía,
En tanto os traigo a vos esta bella melodía.

Pues soy amigo de Duques i de Reyes
Y me admiran bachilleres de las ciencias i las leyes

Soy un buen amigo de Guillaume el de Poitier,
Mejor aun, soy su tocayo,
Y por loable afán que llevo de aprender
En mis andares por el mundo no desmayo.

Pero no os cansaré más,
Mejor me voy al grano.
Hey! déme usted algo, hermano!
Y con vos que sea la paz.

La historia de una Dama vais a escuchar,
La mejor que ha visto el siglo, qué digo,
La mas extraordinaria, y prosigo,
Presto, que ya os la voy a contar:

iendo el año de Nuestro Señor de 1122, hermoso número donde los haya, pués mirad vosotros que 11 es la mitad de 22 y éste el doble de aquel, y que sumados dan 33, el año de la pasión de Nuestro Señor, os decía que en dicho año vio la luz del mundo en Poitier, una preciosa infanta, la primogénita de nuestro amado Duque Guilleaume El Décimo, el de Aquitania, por supuesto, y de Aenor de Châtel-lerault, también llamada Doña Aea, pero mejor conocida como Leonor, así también de esos parajes. Después tuvieron otro engendro, Guillermito, el heredero, quien a los ocho años encaprichose con tornarse angelito, se puso malito y se murió.

ueno, aún no os he dicho como se nombró la niña al bautizarla, ¿verdad? Os lo dire ahora, si Dios me lo permite. Adivinais? Se le puso el nombre de Leonor, como su madre, por supuesto, y la voluntad de Dios quiso que fuera la digna heredera de su padre, el Señor Duque.

Guilleaume X Duque de Aquitania

ste en persona comprometiose en educarla en las artes de la lectura y la escritura, en enseñarle el Latín, adiestrarla en el arte de la caza, iniciarla en la regia cetrería, explicarle las caballadas e instruirla en el arte de la guerra, según el talante de un varón y no el de hembra. Pues como dice el Génesis, Dios varón y hembra nos creó.



heredera fué durante 7 años, hasta 1137, cuando El Rey Don Guillermo el Décimo decide morirse, regiamente, en el medio de una romería a Compostela. Dios le tenga en el cielo y vaya uno a saber qué pecado se le perdió tan lejos. Entonces, ¿qué pasa? He aquí que tenemos a la joven doncella Leonorcita de apenas 15 años tomando posesión del Ducado de Aquitania, mas grande que La Francia, y con seguridad el feudo franco mas importante conocido en tiempos del Rey Luis, Ese Mismo, el Que Estaba.

o os voy a ocultar nada, ni tengo ese imperio, pues en verdad que la nena era algo ligera, ya sabeis, y perdonadme, pero vosotros mismos os veriais movidos a tomarla como siendo sobradamente putica, siendo que ya a sus quince años, apenas dos meses y dias después del mortuorio de su padre, y exigua en oponer pretextos u objeciones, de buen grado contrajo matrimonio con Luisito, heredero al trono de La Francia y un año mayor que ella. O sea, dos carajetes de nada.



Luis VII "El Joven", Rey de Francia

Es que no hay fotos del a sus 15


suerte y semejanza de real epidemia, ese mismo año tuvo que morirse también, gracias a una enorme comilona, el Sexto Luis, llamado con toda razón El Gordo, Rey de Los Francos, pues como veréis, era gordo. Por lo que nuestra principesca pareja termina, gracias a Dios y a la Parca, ascendiendo al trono real.

Luis VI, El Gordo




onociendo bién el mundo y mas aún a la joven Leonor, y considerando que tuvieron a bién tener su primer hijo luego de ocho años, (¿1145?) es forzado asumir que el Rey Luisito VII al parecer no estaba bién edificado ni mejo asesorado de cómo era la cosa. Ya sabeis lo que pasa cuando a un ingenuo niñato le coge con el ascetismo y la beatería, se encapricha con ser monje en lugar de rey y se rodea de tantos clérigos, padres, curas, diáconos, monjes, beatos, devotos, sacristanes y monjas, gente de mucha teoría y poca práctica. Bueno, en todo caso, hete aquí que hay ya descendencia, que es lo importante, y en este caso se la ha bautizado, cómo no, con el originalísimo nombre de María. O Mary, que viene a ser lo mismo, futura Condesa de la bebida, digo, de La Champagne.

urante algunos años la natural fogosidad de la Duquesa Leonor, las torpezas e ingenuidades del Joven Rey Luis VII y los asuntos reales que sucedían o nó debajo de las sábanas se manejaron con real discreción y no podia ser de otra manera, desde luego. No obstante, las cosas de la pareja comenzaron a calentarse cuando Petronila, la real hermanica de Leonor, con la edad y el período empezó también a calentarse, haciendo honor a su tan ardiente familia. El asunto que es digno de mención es que por esos predios había un sujeto, Conde por demás, y por ventura o desventura además primo del Rey Luis VII, que a desemejanza de éste tenía visibles cualidades para llamar la atención de doncellas un poquito Emotivas y melancólicas como la Petronilita.

el diálogo pudo ir así:

-¿Que teneis, qué os pasa, Nila? os percibo muy alicaida, hermanita, estais pálida, ¿ya no tomais el Sol de la mañana? Contadme, confiad en vuestra hermana. -Le hablaba dulcemente la duquesa.
-No es cosa vuestra, Leona.

-Sabeis que sí, y que tengo los medios de ayudaros. -Replicó Leonor, sospechando de qué iba el cuento.
-Qué mas dá... se trata del Conde Raul, el primo... desde que he puesto mi vista sobre su figura, no dejo de pensar en él, el entendimiento se me turba, y no paso pan por el garguero...
-¡Jesús! ¡Qué decís! El Primo es casado, ¡olvidaos de eso! Y su esposa mi tocaya es la hermana de uno de los Señores mas poderosos de la cristiandad... ¿Cómo
habeis podido enamoraros así? Además, dudo que Luis acepte un despropósito semejante... Desde ya vislumbo una riña que se caerán los crucifijos... ¡Olvidadlo, os lo suplico!
-¡Nooo! ¡No habrá tal! Y si no me ayudais, hermana, ¡me corto una vena!


o faltaba más. Los argumentos de Petronila convencieron absolutamente a Leonor.




igamos que El Primo era apuesto y arrojado, aunque un tanto taimado siendo espléndidos en adjetivar, y si no lo fuese, para Petronila daba igual, ya su imaginación y fantasía de componer las cosas se encargaría, como casi siempre ocurre en estos menesteres de caprichos y placeres.


sí que advertida Leonor de las inquietudes de su hermanica, como cosa averiguada y sin mas pérdida de tiempo, se le impone a su esposo el Rey Luis VII para que concerte boda.

-¿Que es lo que decís, mujer? -pues asi de seco la trataba Luís, en vez de amorcito y otras chulerías.
-Que os pido que arregleis el matrimonio de Nilita mi hermana, con vuestro primo Raul- Dijo Leonor. El Rey, lleno de inquietud, pues nunca le llevaba la contraria a su esposa, quedose callado, pensativo, como en trance.

-¿Y bién, que me decís? - insistió la reina.
-Pues qué quereis que os diga, De sobra sabeis que el primo ya está casado, no os hagais, todo el mundo sabe eso. No puedo arreglar esa boda. Sinembargo, si el asunto va de urgencia, y una pausa dilatada pondría en evidencia el usual desliz con el que os regalais desde los tiempos de Eva, luego conozco un conde que es viudo que no opondría reparos si se lo pido...-
dijo el rey con voz queda.
-¡Pues no! Se muy bién de quien se trata y de ninguna manera caso a Nila con ese vejestorio, por mas conde que sea. ¡Y el asunto no va con nada de lo que estais pensando! ¡De las cosas que hay que oir, válgame Dios!

eonor, impetuosa como siempre abandonó muy indignada en el acto el real refectorio y dirigióse apresuradamente a sus propias estancias para discurrir sobre la manera de convencer al primo, esto es, a Raúl I Conde de Vermandois, Senescal de Francia, o sea, el que pone los platos en la mesa del Rey, nada menos.

Raulín I

ntonces, ¿Que ocurrió? ¡Que hubo bodas, pardiez! Fuera por Luis o por Leonor, el Senescal accedió de buén grado a repudiar a su desabrida esposa y a tomar en matrimonio a la joven Petronila, hermana menor de Leonor Duquesa de Aquitania y Reina de La Francia, además de dueña, repito, de mayores territorios y ejércitos que el mismo Rey Franco.

uentan algunos posaderos de Toulouse bién enterados, que el Rey, furioso y arrepentido por haber permitido de grado, por fuerza u omisión, la violación de una de las leyes de nuestra querida Santa Iglesia Católica, a saber, un matrimonio ilícito que tornase a su propio primo en reo de bigamia, irreflexivamente despachó a su hermano Roberto en encomienda de invasión a Vermandois, los dominios del Primo, el Conde Raul. Así castigó Luis VII a Raul, el Senescal de Francia.

inembargo, y encima de aquello, la repudiada, Eleanor de Blois, la pobrecilla, no quedose como si tal cosa. Esta tenía un hermano, mirusté, poderoso, que era rey, duque, conde, guerrero, cruzado exitoso que tomó Jerusalén y no columbro cuantas cosas más, pero sobre todo hombre valiente y de armas tomar.

Teobaldo I de Navarra

irad vosotros con quién vinieron a meterse los inexpertos Reyes de Francia. Se trata de Teobaldo I de Navarra, mejor conocido como Teobaldo El Grande, por qué será, también Conde de Blois y de Chartres, o como Teobaldo IV desde 1102. Luego, desde 1125 fue Conde de Champagne y de Brie como Teobaldo II. Mirad vosotros, un verdadero embrollo de títulos y abolengos.


sí las cosas, se dice que fué pan comido para el ofendido Don Teo despachar otra vengadora invasión militar, sangrienta por supuesto, a las tierras del bígamo Senescal y cuñado. Pero dejemos ésta historia para otra ocasión, que lo que en verdad pasó, ni los mismos cronistas se ponen de acuerdo.



mprimiose el escarmiento en el corazón del Conde de Vermandois, al parecer por partida doble, en secular castigo por su pecado, que el divino se nos hace inescrutable. Oh bodorrio que salió oneroso!



on razón os preguntareis, que con tanto jaleo a causa de una mujer, ¿en dónde andaba el clero? Obispos, cardenales, monjes y clérigos usualmente han vivido metiendo las narices dondequiera que huele a poder, e incordiando cuando hay mujeres de por medio.



e hecho, no faltarían a su fea costumbre esta vez. Así que he aquí que aparece en escena la estrella religiosa de la dicha coyuntura, a saber, la figura del monje cistercience Bernardo, abad de Claraval.

Bernardo de Fontaine
Abad de Claraval

Doctor
Melífluo


ombre de faz lánguida y temperamento austero donde los haya, con sotana de indefinido pigmento, inquieto, activo, resuelto, estricto, severo, santurrón, inteligente, famoso por organizar los reglamentos de la belicosa Orden del Temple, entre otras hazañas. Apoyados en el pensamiento y prédicas un tanto misóginas de éste y a las habilidades y coincidentes disposiciones de su contemporáneo el abad Suger, habilísimo político que de hecho se ocupaba del país mientras Luis rezaba avemarías, se levantó en los circulos clericales todo un entramado de elucubraciones negativas en contra de la independencia, libertad, fuerza de carácter, inteligencia y habilidades políticas que por la Gracia de Dios Nuestro Señor adornaron el singular temperamento de nuestra amada Duquesa Leonor de Aquitania, inspiradora y patrona secular de nosotros los trovadores.
SugerAbad de San Denís

o os extrañeis que muchas maledicencias en contra della tuvieran su origen en la acostumbrada desconfianza del clero hacia la mujer, y mucho más cuando esta es bella y poderosa.




e aquí entonces que El Enemigo inspira cuando el alma aspira,* a colación y muestra de que nuestro inefable Bernardo tiene una singular ocurrencia: Comienza a predicar una nueva cruzada a Tierra Santa.

-Yo voy! -exclamó a viva voz la Duquesa.
-¿Cómo es eso? ¿Qué es lo que os traeis ahora? -dijo sorprendido, el Rey Luis, que siempre andaba como ido o atolondrado.

Luis VII, en una de sus poses preferidas
por los rincones del castillo.
¡Mirad qué Cosa más rara!

-Lo que habeis escuchado, Luis, que me voy con vos. O mejor, con vosotros ¿Que os habeis creido? Sólo y con esa panda de monjes no llegareis ni a la puerta del castillo. Sé muy bién por qué os lo digo y vos también lo sabeis. Id acostumbrandoos a como será el mío proceder de ahora en más.

abed que de nada valieron los argumentos del Rey Luis VII. Este mismo sabía que perdía el tiempo con ello, pues a su bella y terca esposa, siendo la Duquesa de Aquitania le correspondía ese derecho, aparte de que por ser la mayor feudataria de Francia de ninguna manera se le podía negar.


sí que el Joven Rey Luís Séptimo tuvo grande revuelta de alcoba y tragándose su menguado orgullo por fuerza hubo de permitir ser acompañado a la Segunda Cruzada nada menos que por una mujer en plan militar, aunque fuera su esposa, quizás por primera vez en la cristiandad, con la oposición de "su" querido clero y de la suya propia.

Foto de Leonor de Aquitania cuando aprendía las artes de cetrería, cacería,
caballadas, el arte de guerrear y mesteres menos importantes en la
Edad Media, como leer y escribir

or añadidura, según el cronista Nicetas Conictes, gran cosa era de ver a la Duquesa Leonor de Aquitania teniendo una activa intervención en batalla "pudiendo uno ubicarla entre las lanzas y los escudos, montada en su caballo como cualquier varón". Alabado sea Dios.

Nicetas Conictes


CONTINUARA

*Frase original del Doktor Gnómegang

Principales Fuentes Consultadas

Libros:

Enciclopaedia Americana, 1947
Historia de Los Franceses, por Théophile Sébastien Lavallée, 1859
Historia de La Edad Media, Tomo II, Juan Reglá Campistol, 1960
Histoire de France, Larousse, 1954


Internet:

Leonor de Aquitania, Wikipedia
Leonor de Aquitania, Arteguia
Leonor de Aquitania, Biografias y Vidas
Leonor de Aquitania, Suite 101
Bernardo de Claraval, Wikipedia

Suger, Wikipedia
Luis VII, Wikipedia
Luis VII, Artesco
Luis VII, Wikilingue
Nicetas Conictes, Wikipedia
Conde de Vermandois, Wikipédia
Eleanor de Blois, Wikipedia

Para Estricto
Cumplimiento